Tuesday 3 January 2012

Un velociraptor, Rafa Nadal y Villacerrada



- ¿Comprar un velociraptor recién nacido? Pues claro que sí, ¿¡qué podría pasar!? - era lo que pensé cuando pasaba delante de la tienda de animales.
Poco tiempo después salía de allí con un velociraptor poco más grande que un palmo acurrucado en la palma de mi mano.

El bicho era precioso, con su piel escamada y verde, un par de todavía-inofensivas espinas en la parte trasera de su cabeza y una boca con pequeños dientes afilados como alfileres del mayor hijo de puta de los costureros.

No pude evitar sonreír cuando el saurio abrió su boca rosada y hundió sus irrisorias fauces sobre mi pulgar.

- Oh míralo, está intentando amamantarse de su madre - Pensé. Entonces recordé que era un reptil.. Todavía a día de hoy mi inteligencia no dejaba de asombrarme por momentos.

Desconocía yo el ritmo de crecimiento de un dinosaurio terópodo dromeosáurido (gracias, wikipedia) y el dueño de la tienda de animales no me había explicado nada (ni si quiera un habitual 'No lo mojes. No le des de comer después de media noche. No le dejes ponerse de perfil y hacerse preguntas filosóficas..." ¡qué sé yo! pero, cuando me quise dar cuenta, el bastardo había crecido considerablemente, acercándose a los cuatro palmos de longitud y, su boca que, escasos cinco minutos era diminuta, ahora presentaba una fila de dientes de apaga y vámonos, que no dudó en hundir en mi mano, entre el dedo pulgar y el índice.

Como no podía ser de otra manera y, como buen macho ibérico que soy, salí corriendo por las calles de Albacete, con un dinosaurio mordiéndome la mano y recibiendo la mirada atónita de la gente.

Llegué así al barrio de Villacerrada donde una pelota de tenis me pasó rozando la cepa' la oreja. Me giré asustado, olvidando por momentos el asunto que me traía entre manos, literalmente, y vi que, en medio de la acera, separados por un todoterreno que hacía las veces de red, se estaba disputando un partido de tenis entre Rafa Nadal y Alex Corretja.
Nadal, que restaba el servicio (que no quiere decir que estuviese con un cuadernillo Rubio en el váter) falló por culpa de mi inoportuna irrupción en la 'pista'. Un vecino gritó "NooOOO!" desde una de las ventanas, dándole así e punto a Alex.

Yo, con la tranquilidad de quien no tiene un dinosaurio de, por entonces casi medio metro en la mano, intenté razonar con el 'juez de balcón' y le dije que la culpa había sido mía, que es que venía de comprarme un velociraptor que me había salido rana (brillante juego de palabras,¿verdad?) y ni me había enterado de que invadía la pista.

No hubo manera de convencerlo, así que abandoné el lugar para seguir corriendo hasta una fuente cercana, donde abrí el grifo 'a cholón' apuntando contra las fauces del reptil, que empezó a atragantarse ante semejante chorrazo.

Entre tos y agobios me dijo en un perfecto albateceño:

- Macho eso no vale pijo! Que me ha entrao agua en los ojos y to!

Pegó media vuelta y se marchó, dejándome ahí con una amarga sensación de victoria y abandono, pues no todos los días se pierde un amigo, y menos un amigo saurio terópodo dromeosáurido que habla y dice 'pijo'.



Y entonces un nuevo pinchazo en mi estómago me ha despertado de la siesta-sin-querer.
¿Os he contado ya lo malico que estoy? u_u







1 comment:

1215 said...

Pero qué cojonudo, xDD.

Qué gusto da pasarse por Blogger para leer cosas así, ¡qué grande! xD